Jordi Serra
Jordi Serra Moragas. (Barcelona 1942), hijo de Josep Serra Abella, representa el tercer nivel generacional de la estirpe. Su perfil como creador es complejo y rico: discípulo de su padre y de su tío Rafael Solanic, además de ceramista, es pintor y dibujante. También su formación esta muy diversificada, una formación que complementa aspectos estrictamente técnicos con los artísticos. Efectivamente, además del aprendizaje en el taller familiar y de seguir la enseñanza del arte, Jordi Serra, es ingeniero técnico químico; cosa que quiere decir que esta especialmente capacitado para las cuestiones técnicas referentes a la cocciónde los pigmentos en altas temperaturas. Con este dominio técnico se puede comprender que Jordi Serra Moragas haya alcanzado unos resultados impensables en el dominio de los reflejos metálicos: efectos de iridiscencias, transparencias, ifuminaciones de color, que son las características visuales más significantes de la técnica de los reflejos metálicos, estos son amplificados y llevados hasta las últimas consecuencias. Jordi Serra parece una especie de demiurgo, capaz de trasformar y dar la vuelta a la noción del pigmento a la cual estamos acostumbrados. A nivel artístico, en una línea de continuidad, impulsa y afirma el concepto que ha definido hasta ahora la estirpe de los Serra: la cerámica de arte. A parte de colaborar puntualmente con artistas, el mismo artista, reivindica la decoración en cerámica y la reivindica, incorporando nuevos motivos con los nuevos efectos de los reflejos metálicos. Lo que interesa señalar es que incorpora un nuevo modelo decorativo que, ya sea la abstracción, o la figuración, sintoniza con los acontecimientos artísticos contemporáneos. Reinventar la decoración con toda la memoria acumulada por los Serra, volver a interpretar la tradición con una sensibilidad contemporánea y desde la modernidad, es la aportación de Jordi Serra Moragas. Jordi Serra es esencialmente ceramista, pero no se podía imaginar su dimensión como pintor y especialmente como dibujante. Hay una característica que unifica y da sentido a esta diversidad expresiva y es la línea. Últimamente Jordi Serra cultiva una temática y unos motivos figurativos en los cuales la línea es la protagonista Una línea extremadamente sensual que recuerda vagamente a Picasso y el «bonheur de vivre» de Matisse, manifestación cristalina y transparente, aérea y sin peso. Una línea espontánea que brota como por un impulso natural y sincero sin posibilidad de corrección o rectificación. Un gesto que es una línea, una línea que además es un gesto y que los dos como unidad son el resultado de un impulso interior que no queda afectado. ¿Qué aporta la cerámica a esta línea? Si, Jordi Serra Moragas trabaja con cerámica, es porque la cerámica dice cosas que nadie más puede trasmitir, la cerámica es la materia de la línea en el sentido más amplio del término; es la carne de la figura, es la vida de la línea, aquello que le ofrece color y sustancia. Jordi Serra, especialista en reflejos metálicos, nos hace pensar que, hoy como ayer, tanto la cerámica como el arte siguen siendo una especie de espejo de las evocaciones.
http://www.ceramicaserra.com/cast/a_05_novecentismo.htm