S. M. Felez 

FELEZ Fernando San Martin Félez nació en Zaragoza en 1930 pero se trasladó pronto a Barcelona donde acudió a la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja y a la Escuela de Bellas Artes. En 1950, gracias a una beca, realizó una corta visita a París. Félez empezó a experimentar dentro de las tendencias de vanguardia y en 1957, cuando empezaba a realizar sus primeros ensayos dentro de la abstracción, marchó a París. Es en torno a 1960 cuando Fernando Arrabal y Félez se conocieron en París y en 1963 el pintor recibió el primer encargo, Anatomía explicada de Arrabal. A pesar de lo que aceptara, su implicación en este primer momento con la poética y el estilo de los cuadros fue casi nula y continuó pintando y realizando exposiciones de su obra abstracta.En torno a 1966, Félez empezó a sentir una nueva atracción por la figuración y, tras una reveladora visita a una exposición antológica sobre Wassily Kandinsky celebrada en París, abandonará la abstracción. Ha realizado toda su obra personal posterior dentro de una línea de trabajo definida por él mismo como pánica, cercana en la concepción de la imagen a algunos planteamientos formales del surrealismo, adoptando como nombre artistico, a propuesta de Arrabal, S.M. Félez. El erotismo, la crítica a determinados convencionalismos sociales y ciertas obsesiones personales sirven para articular estas imágenes que nacen de encuentros insólitos en los que una técnica depurada, casi “hiperrealista”, les otorga un alto grado de verosimilitud.Una vez que Félez empieza a exponer el trabajo fruto de esta nueva visión de la pintura lo hará bajo los auspicios del pánico: en la galería Laietana de Barcelona en 1975, presentado por el propio Arrabal; en la galería Skira de Madrid en 1979, bajo el titulo de Arte Pánico, incluyendo en el catálogo citas de textos teóricos del grupo; en la Sala Gaudí de Barcelona en 1984, con titulo XX Años de Pintura Pánica o en el Museo del Ampurdán en 1933, titulada Art-Pánic.Félez abandonó París en 1974 para desplazarse a vivir al Pirineo Francés, Céret, perdiendo contacto con el mundo parisino, no así con Arrabal con el que todavía mantiene una estrecha relación. A mediados de los ochenta se instalará en Garriguella, en el Ampurdán, donde reside actualmente.A Félez le resulta esencial la belleza y su manifestación en el lienzo. De ahí su esfuerzo dilatado, hasta el hiperrealismo, por mostrar de la forma más exacta posible lo que la retina observa. El cuerpo humano, en especial el femenino, encarna en su pintura la expresión de lo bello, al tiempo que la desnudez ejerce una función erótica y hasta de furiosa energía sexual, que también encontramos en otras propuestas del movimiento pánico. Con frecuencia las figuras de Félez se encuentran insertadas en un entorno donde confluyen restos del pasado (a menudo ruinas), con objetos de la actualidad (vallas publicitarias, botellas de refrescos, ruedas de camión, etc.).La manera de interpretar y expresar la realidad vincula a Félez, en cierta medida, con los pintores surrealistas que buscaban la representación visual perfecta del mundo onírico (Dalí, Delvaux, Magritie…), en oposición al surrealismo que desembocó en la abstracción (Miró, Masson…). Félez admira sin reservas, al igual que Dalí, a clásicos como Vermeer de Delti. También incluye entre sus artistas predilectos a prerrafaelitas, a Gustav Klimt y, en términos generales, a todo el simbolismo, tanto en pintura como en literatura.